BAIDES, LA VILLA DE LOS ESTÚÑIGA
BAIDES, LA VILLA DE LOS ESTÚÑIGA, EL LIBRO, PULSANDO AQUÍ
Envueltos en polvo y solina penetramos en Baides. Mi primera desilusión me la proporciona el saber que, debido a la emigración ya no tiene médico propio y que ha pasado a ser anejo de Matillas.
Por supuesto, no pretendo que nadie se acuerde de mí, ni siquiera de mi padre. Para localizar la casa donde naciera solo poseo un dato: que estaba al entrar en el pueblo por el paseo de la Estación, y que pertenecía al tio Guindón.
¡Menos mal!, me la señalan y me aproximo a ella. Es justamente como me la imaginé siempre, basándome para ello en los detalles recogidos en las conversaciones de mis padres: humilde, pueblerina, conmovedora. Tal vez más deteriorada y mezquina ahora que entonces. Pero ese caminillo arbolado que lleva a la estación… ¡Cuántas veces lo he visto a ciegas en mis esfuerzos por representármelo! Por él venía todos los anocheceres mi padre después de haber visto pasar el tren, y desde él vería a mi madre en la ventana, esperándole…
EL LIBRO
- ASIN : B09M54VGV4
- Editorial : Independently published
- Idioma : Español
- Tapa blanda : 144 páginas
- ISBN-13 : 979-8770060201
- Peso del producto : 245 g
- Dimensiones : 13.97 x 0.91 x 21.59 cm
SUMARIO:
BAIDES, 1965
Pág. 9
-I-
BAIDES
SU ENTORNO HISTÓRICO-GEOGRÁFICO
Pág. 15
-II-
LA HISTORIA
Pág. 25
-III-
BAIDES, DE LOS ESTÚÑIGA
Pág. 39
-IV-
BAIDES A TRAVÉS DEL SIGLO XVIII
Pág. 49
-V-
EL SIGLO XIX
Pág. 61
-VI-
BAIDES, SIGLO XX
Pág. 103
Ángel María de Lera, el novelista de Baides
Pág. 125
Baides, punto y seguido
Pág. 133
BAIDES
Estas incipientes llanuras de Guadalajara me recuerdan algunos episodios de nuestra Historia: Guerra de Sucesión, invasión napoleónica y nuestra última contienda civil… Más arriba empiezan las sierras por donde anduvo nuestro Juan Martín El Empecinado, hombre por cinco hombres, mezcla de león y zorro, inconmensurable siempre. No son más que cantizales las tierras de esta parte, de trigos raquíticos devastados por los fríos, el sol y las guerras. Guadalajara es una provincia extensísima, pero que suena a hueco al andar por ella, igual que sus numerosos castillos y alcazabas en ruinas y vacíos. Nos dicen que de unos cuatrocientos mil habitantes, apenas le quedan ya doscientos mil, como si un calambre que bajase de sus montañas sacudiese toda su extenuada geografía y lanzara lejos de sí a sus sufridos labriegos y pastores. Tierra de miel dulcísima, pese a la....
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